La imposibilidad de ser equilibrado en defensa, si se apuesta casi con exclusividad al fútbol de ataque y la negación del fútbol ofensivo, si sólo se diagrama un esquema para cerrar las puertas de la última línea. “Si te cubrís atrás, la frazada te queda corta adelante y si es al revés, te resfriás atrás”, solía decir el brasileño Tim, técnico del San Lorenzo campeón Metropolitano de 1968.